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Mostrando las entradas de abril, 2024

Ejercicio Diálogos N°1

- ¿Hace mucho que te encuentras aquí? - pregunto nervioso y tiritando a mi acompañante de adelante. - No mucho, hace un día o dos máximo. - ¿Y sabes qué hacemos en este lugar? El piso es frío, y por lo que veo, solo tenemos que avanzar. - Exacto, con lo de avanzar estás en lo correcto, pero con el resto no estoy seguro. No sé qué hacemos ni como terminaremos. - Pero ¿cómo? - digo con voz ahogada - ¿a qué te refieres con cómo terminaremos? - He oido cosas, cosas irrepetibles, muchos comentan que una vez terminando de avanzar... - ¿Qué pasa? - interrumpo impaciente y comienzo a tiritar de tal forma que pareciera que me voy a quebrar. - ... que al llegar al final... - continua sin percatarse de mi interrupcion - ... muchos no vuelven a ser los mismos y que otros simplemente desaparecen. - ¿Qué? No quiero seguir avanzando, tengo que salir de aquí... - No podemos, ¿ves a los que nos vigilan?, ellos se encargarán de llevarte si no avanzas por tu propia cuenta. - Pero... - Los que me lo conta...

Relato (escrito el 13 Noviembre 2023)

Una brisa tibia de otoño me toca las mejillas. Hojas amarillas y marrones adornan mis cabellos y el pasto, tan verde como las limas, lustran mis zapatos. El cielo se ha tornado de un rojo intenso, a un azul oscuro, luego un negro intenso, y se le han hecho pequeños agujeros por donde se cuela una pequeña luz, como si el firmamento estuviera agujereado. El soplido de las tierras más altas baja donde me encuentro y me congela con su gelido abrazo de amor. Yo sigo aquí esperando, he esperado tando que he perdido el sentido, he esperado tanto que he olvidado lo que espero. ¿Qué espero?, ¿a quién espero?, por qué espero? No lo sé, solo me queda seguir esperando. Sigo en mi espera cuando un pajarillo, bello y delicado, se posa junto a mi. ¿Estará esperando? Se acurruca junto a mi, me hace compañía mientras sigo en mi lugar, inmóvil. El pajarillo también espera junto a mi, ¿a quién esperará? Ni él ni yo lo sabemos. El pajarillo se anida entre mis cabellos, acompañandome en esta larga espera, ...

Ejercicio Diario de observación N°1

Entra alguien en la tienda, y como cada vez que alguien entra por esa puerta, me sobresalto. Comienzo a sentirme ansioso, ¿qué es lo que necesitará?, ¿lo podré ayudar?, ¿sabrá lo que quiere comprar? Muchas veces las personas entran y no saben lo que quieren, deambulan por los pasillos esperando que alguna señal divina les diga qué es lo que necesitan y los inste a comprar algo. Pero casi nunca pasa. Sigo mirando al cliente, mira cada producto, recorre cada pasillo con cara de concentración, como si quisiera leer entre lineas cada artículo, cada producto. Es como si búscara un lenguaje oculto dentro de ellos. Me armo de valor y me acerco, mi corazón se agita, se acelera, lo puedo escuchar latir dentro de mis oidos. Llego al cliente a paso firme, decidido. Odio interrumpirlos cuando están tan concentrados. Finalmente respiro y le pregunto "¿Qué necesita? yo lo puedo ayudar". Me mira como si estuviera evaluando mis capacidades, como si con una simple mirada supiera todo sbre mi....

Fluir de escritura libre N°1 (escrito el 21 agosto 2013)

Siento que caballos azules caminan bajo tierra y que los barcos vuelan sobre tiza, en un momento todo sube y baja, luego verde y amarillo sobre las tortugas moradas. Autor: Ricardo Ignacio Cortés Rojas

Idea inicio mundo fantasía

  Todo sucedió en la época en que las montañas estaban vivas y eran conocidas como gigantes. Los bosque estaban en un constante movimiento, y migraban libremente por la tierra, esto mucho antes que se les obligara a estar quietos y asentarse en un solo lugar. Las aguas danzaban de arriba a abajo y de abajo hacia arriba. Todo en este lugar era movimiento, desde el viento que resoplaba hacia cada punto de la tierra, el agua que corría y danzaba sin cesar, los bosques bailando al son de la brisa. y la tierra con sus montañas gigantes yendo de un lugar a otro. Autor: Ricardo Ignacio Cortés Rojas

Poema (escrito el 05 abril 2019)

Oh, bosque quemado, por las llamas del fuego azotado Tu madera al rojo ha quedado, en cenizas te has transformado. Extraño tu excelso verdor, porque al mirarte se me iba el temor. Imponente irradiabas amor, me tranquilizabas con tu esplendor. La brisa, al mover tus ramas, silencio tranquilo lograbas. Con sonidos y colores contabas, la belleza que tanto anhelabas. Bosque querido y amado, contigo me hubiera quedado. Ahora como humo te has esfumado, solo veo, un bosque quemado. Título: Incendio Forestal Autor: Ricardo Ignacio Cortés Rojas

Descripción Sensorial de un objeto

Siento tu calor entre mis manos, un calor agradable, que se extiende por todo mi cuerpo, como si quisieras abrazarme y cobijarme entre tus brazos. Ente mis dedos te siento, suave y caliente, tu figura resondeada se ajusta perfectamente entre mis manos. Tu color, similar a las hojas de otoño, se pierde al querer apretarte con fuerza para sentire más cerca, no permitiré que te escapes. Me dan ganas de besarte, y al llevarte a mi boca siento un beso cálido, que me devuelve la vida. Me dejas un sabor astringente, una mezcla perfecta entre amargor y dulzor, que me recorren en una explosión de sensaciones en mi interior, como si el amor fuera líquido y se fundiera dentro de mí. Al mirarte profundamente, me adentro en el verdor intenso con que me devuelves la mirada y me recuerda la selva, el bosque salvaje de donde vienes, esa naturaleza virgen y esplendorosa que se encuentra en ti. Tu aroma me hace sentir en casa, me lleva al recuerdo de estar bajo las estrellas junto a una fogata, al calo...